Persiles y Sigismunda


Hace años intenté leer Los trabajos de Persiles y Sigismunda, la novela póstuma de Miguel de Cervantes. No lo conseguí. Dejé la lectura en los prmeros capítulos de sus cuatro libros. Hace poco, lo intenté de nuevo en la nueva edición de Isaías Lerner e Isabel Lozano Renieblas para Penguin Clásicos; y, pese a que en más de una ocasión confieso que me he saltado párrafos enteros, al final he conseguido acabar no sin esfuerzo sus quinientas páginas.
Si ya a algunos les resulta difícil el Quijote, el Persiles puede resultarles un escollo insalvable. Lo cierto es que el modelo en que se basa Cervantes, el de la novela bizantina que arranca con las Etiópicas de Heliodoro, es un género que tuvo vigencia en su momento, pero que ahora se nos antoja antiguo y ajeno.
El libro narra las peripecias de Persiles y Sigismunda, príncipes nórdicos enamorados que viajan bajo la apariencia de los hermanos Periandro y Auristela -y cuya identidad no se descubre hasta la página 177- por mares septentrionales de isla en isla y luego por tierras de Portugal, España, Francia e Italia, hasta llegar a Roma. El tono es serio y el lenguaje culto lleno de simbolismos y referencias clásicas y mitológicas, con toques de fantasía (como las menciones a los licántropos, al monstruo marino náufrago o fisíter o a las barnaclas).
Por cierto, que aquí también Cervantes hace pasar a sus héroes por Barcelona, y hay alusión a "los corteses catalanes, gente enojada, terrible y pacífica, suave; gente que con facuilidad da la vida por la honra, y por defenderlas entrambas se adelantan a sí mismos..." (según las notas, lo de terribles ha de entenderse "asperos de condición" y por suaves, "manejables").
De todas maneras lo mejor del libro, para mí gusto, es el el prólogo, escrito "puesto ya el pie en el estribo" y con aires de despedida: "!Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me voy muriendo y deseando veros presto contentos en la otra vida!   

Comentarios

(6)
  1. Querido Jorge
    Toda la razón. Lo mejor el prólogo.
    Fuerte abrazo desde el Elba

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Andrés. Me alegra saber de tí.

    ResponderEliminar
  3. ¡Ay Jorge! qué alegría me ha dado cuando te he leído y he visto que no has conseguido leer algo jaja y que te has saltado párrafos enteros.
    A mí me suele pasar, me entra ese aburrimiento y apatía en la forma en la que puede llegar a estar escrito un libro por muy clásico y bueno que "dicen que es".
    Yo he retomado Crimen y Castigo que me tiene atrapada, con un prólogo excelente de Rocío Pizarro.

    En fin, lo dicho. Me alegro de verdad, y es que lo cortés no quita lo valiente:))

    ResponderEliminar
  4. Pues sí, no me avergüenza decir que me he saltado párrafos. Aunque se trate de obras maestras. Por cierto, "Crimen y castigo", ¡qué novelón!

    ResponderEliminar
  5. Sí, el protagonista Raskolnikov me tiene atrapada. Es más, estoy en la calle o haciendo cualquier cosa y pienso en él, en su vida. Deseando volver a retomar la lectura.
    Es curioso, me fascina el cuento de Allan Poe "El corazón delator" donde en breve cuenta un asesinato. Pero a la vez una novela como la de Dostoievski también basada en el mismo trama y de larga extensión hace que con todas las características de su personalidad pueda leer un libro de tantas páginas a cuentagotas, sin perder detalle.
    Sin embargo El Quijote no soy capaz de leerlo, ni creo que lo lea nunca.
    Eso sí, en dibujos animados me lo trago enterito.

    ResponderEliminar
  6. LO que dices es mérito de Poe y de Dostoievski, grandes narradores en cortas y largas distancias, respectivamente.
    En cuanto al Quijote, no pierdas la esperanza. Entretanto, puedes leerlo a cachos. También vale.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario