Ir al contenido principal

Dedos de acero


    Y corriendo tras él, disparó consecutivamente hasta cuartro veces, gastando los cuatro proyectiles que quedaban en su colt; a cada disparo, el duro capataz saltaba como un simio emitiendo gruñidos de fiero folor y seguía corriendo con menos vigor, hasta que de repente, cayó al suelo y se volvió hacia arriba en un gesto desesperado de defensa.
    Su revólver sin recargar salió volando despedido de su mano y fue a dar de refilón en la frente de su enemigo abriéndole una herida en el lugar del impacto, pero Cravat ya era insensible al dolor. Solo le acuciaba el ansia de acabar con aquella fiera que con el cuerpo lleno de plomo aún daba coletazos de serpiente boa.
    Y se arrojó sobre él echándole las manos al cuello. "El Irlandés", reuniendo las pocas fuerzas que la pérdida de sangre le permitían usar, trató de defenderse, pero los dedos de acero de Cravat tenían la fuerza de las garras de un gavilán y apretaban con ansia infinita obligando a su víctima a saltar el cuerpo herido sobre la tierra en espasmos de dura agonía.

(W.Martyn, No hay enemigo pequeño. Colección "Rodeo", Editorial Cies, ca. 1947)

Comentarios

  1. Qué bonita metáfora: "Los dedos de acero de Cravat tenían la fuerza de las garras de un gavilán".

    ResponderEliminar
  2. Metáforas entre tópicos. Esta parece ser la clave de estos textos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Un milagro de san Salvador de Horta

"Dos casados vizcaínos traxeron desde aquel reino a Horta una hija, que era sorda y muda de nacimiento; y poniéndola a los pies del venerable Fray Salvador, les dixo que estuviesen ocho días en la Iglesia orando a Nuestra Señora, y que después hablaría la muchacha. Pasados quatro días habló, pero en lengua catalana, conformándose con el idioma del territorio en que estaba. Entonces viendo hablar a la muda gritaron todos: Milagro , milagro . Pero sus padres como no entendían aquella lengua estaban descontentos, y levantando la voz decían que ellos no querían, ni pedían, que hablase su hija lengua catalana, sino vizcaína; y fueron a Fray Salvador, que le quitase la lengua catalana y le diese la vizcaína. Él les respondió: Vosotros proseguid la oración de los ocho días, que yo también continuaré la mía . Y cumplidos los ocho días, delante de los muchos que concurrieron a ver la novedad, dixo: Amigo, la Virgen Santísima quiere que la niña hable catalán mientras esté en el reino de Cat

Simpson

George Gaylord Simpson (1902-1984) George Gaylord Simpson fue sin duda uno de los importantes paleontólogos del siglo XX, especialista en mamíferos fósiles, gran teórico evolucionista y experto lingüista. Después de su muerte, su hija descubrió  entre sus papeles el manuscrito de un relato de ciencia-ficción escrito en los años setenta y titulado The Dechronization of Sam Magruder . Se publicó en 1996, con prólogo de Arthur C. Clarke y epílogo de Stephen Jay Gould. Fue traducido al castellano por María Belmonte y publicado al año siguiente por la editorial Mondadori con el título Entre dinosaurios . El relato de Simpson narra las peripecias de un "cronólogo", Samuel Magruder, que en 2162, y gracias a un proceso de su invención conocido como "descronización", viaja nada menos que ochenta millones de años atrás, o sea, al período cretácico. Magruder es consciente de que es el único humano en un valle poblado de gorgosaurios, celurosaurios, tiranosaurios y otros