Ir al contenido principal

Pregunta y respuesta


Estudiante: Con respecto a escribir en formas cerradas, ¿no cree que depende del tipo de poesía con la que uno haya crecido? Por ejemplo, yo no puedo imaginarme escribiendo sonetos o coplas rimadas.

Borges: Yo lo lamento mucho, Pero creo que es bastante raro que usted sienta tan poca curiosidad por el pasado. Si usted escribe en inglés, usted sigue una tradición. El lenguaje mismo es una tradición. ¿Por qué no seguir esa larga e ilustre tradición de sonetistas, por ejemplo? Yo encuentro muy extraña la ignorancia de la forma. Después de todo, no hay muchos poetas que escriban en buen verso libre, pero son muchos los escritores que han dominado las otras formas. Incluso Cummings escribió muchos buenos sonetos; yo recuerdo algunos de ellos de memoria. Yo no creo que sea posible descartar todo el pasado. Si lo hiciera, usted correría el riesgo de descubrir cosas que ya han sido descubiertas, Yo creo que eso se debe a la falta de curiosidad.¿No siente usted curiosidad por el pasado? ¿No siente curiosidad por sus compañeros poetas de este siglo? ¿Y del último siglo? ¿Y del siglo dieciocho? ¿John Donne no significa nada pata usted? ¿O Milton? Realmemnte, yo no puedo ni siquiera empezar a contestar esa pregunta suya.

(Jorge Luis Borges, El aprendizaje del escritor, Debolsillo, 2015) 

Comentarios

  1. Hola Jorge, he leído tu artículo sobre James Salter:

    Y hacen bien, porque cada escritor es como es y escribe lo que escribe, y cuando quiere aparentar lo que no es, o lo que no sabe, acaba en la mayoría de los casos en rotundo fracaso. A pesar de todo, la literatura necesita de ambas clases de cultivadores, porque la república de las letras es suficientemente amplia y acogedora como para que quepan en ella todos los tipos de escritura.

    * * *
    Tengo dos dudas, la primera si sabes contestar lo que Borges no supo al estudiante; y la otra duda, cuando leo en tu artículo sobre salter, dice así:

    "Escribir de alguien con detalles es destruirlo, agotarlo".

    No entiendo esta expresión, ¿me la explicas?.

    Gracias

    ResponderEliminar
  2. Hola L.N.J. Vamos por partes.
    Creo que Borges sí contestó al estudiante, aunque retóricamente diga que no. Por mi parte creo que hay que conocer la tradición y sus formas poéticas, pero tampoco hay que ser inflexible. Yo no soy poeta, pero me imagino que cuando piensas un poema, en su contenido, la forma en cierta medida te viene dada. Es una cuestión de acoplamiento. También cada época tiene sus formas dominantes, y las formas libres no siempre son más fáciles que las restringidas. En fin, habría mucho que hablar del asunto.
    En cuanto a la frase de Salter, entiendo que, según él, a la hora de describir a alguien es mejor insinuar que concretar, así siempre se deja un margen para la sorpresa o lo imprevisto. Es una opción, claro.

    ResponderEliminar
  3. Pues sí, también soy de las que piensan que ahi que tener prioridad con los escritores buenos que a lo largo de la historia nunca se dejan enterrados para siempre. Sea cuales sean sus formas. Por algún motivo los seguimos leyendo.

    La insinuación es más delicada, quizás se destruye y se agota con la provocación. Ésta, no deja para curiosidades de ninguna clase.

    Muchas gracias.

    ResponderEliminar
  4. Es "hay", que se me va el santo al cielo ¡¡ay!!.

    ResponderEliminar
  5. Gracias, J.N.J., por tus siempre atinados comentarios.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Un milagro de san Salvador de Horta

"Dos casados vizcaínos traxeron desde aquel reino a Horta una hija, que era sorda y muda de nacimiento; y poniéndola a los pies del venerable Fray Salvador, les dixo que estuviesen ocho días en la Iglesia orando a Nuestra Señora, y que después hablaría la muchacha. Pasados quatro días habló, pero en lengua catalana, conformándose con el idioma del territorio en que estaba. Entonces viendo hablar a la muda gritaron todos: Milagro , milagro . Pero sus padres como no entendían aquella lengua estaban descontentos, y levantando la voz decían que ellos no querían, ni pedían, que hablase su hija lengua catalana, sino vizcaína; y fueron a Fray Salvador, que le quitase la lengua catalana y le diese la vizcaína. Él les respondió: Vosotros proseguid la oración de los ocho días, que yo también continuaré la mía . Y cumplidos los ocho días, delante de los muchos que concurrieron a ver la novedad, dixo: Amigo, la Virgen Santísima quiere que la niña hable catalán mientras esté en el reino de Cat

Simpson

George Gaylord Simpson (1902-1984) George Gaylord Simpson fue sin duda uno de los importantes paleontólogos del siglo XX, especialista en mamíferos fósiles, gran teórico evolucionista y experto lingüista. Después de su muerte, su hija descubrió  entre sus papeles el manuscrito de un relato de ciencia-ficción escrito en los años setenta y titulado The Dechronization of Sam Magruder . Se publicó en 1996, con prólogo de Arthur C. Clarke y epílogo de Stephen Jay Gould. Fue traducido al castellano por María Belmonte y publicado al año siguiente por la editorial Mondadori con el título Entre dinosaurios . El relato de Simpson narra las peripecias de un "cronólogo", Samuel Magruder, que en 2162, y gracias a un proceso de su invención conocido como "descronización", viaja nada menos que ochenta millones de años atrás, o sea, al período cretácico. Magruder es consciente de que es el único humano en un valle poblado de gorgosaurios, celurosaurios, tiranosaurios y otros