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Viaje en tren




"La locomotiva con un silbido anuncia á los pasageros que se aleja de la capital y que el tren deslizándose magestuosamente sobre el ferro-carril, corta los aires por el impulso del vapor, como el águila con el de sus alas; domina el viagero el espacio, por un lado el mediterráneo le presta estender la vista, interponiéndose desde el horizonte á su centro solo las naves que surcan las aguas plateadas, y por el otro se crreerá que la naturaleza y el arte estuvieron de acuerdo para atraerse la admiración de los hombres (...)
Por fin otro silbido anuncia no paseis mas allá, y el viagero como si dispertara de un dulce sueño, cree haber visto en un panorama una porción de jóvenes hermosas que con gracia contestaban á sus saludos y que al hallarse entre tinieblas en el paso del amor (1) sirvióle para descansar su vista y admirar de nuevo. Su reloj señala una hora mas que á su salida de Barcelona... duda si ha sido un sueño dorado lo que ha pasado por su imaginación..."

(1) Son muchos los que en el túnel de Mongat, le dan el nombre de paso del amor, desde que una señora, aprovechando la oscuridad que en él se experimenta, dejó sentir que sus labios daban una prueba de cariño al dueño de su corazón.

(J. Amich, Viage a Mataró con el ferro-carril, Imprenta de Tomás Gorchs, Barcelona, 1849)

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