George Bernard Shaw se refería a Chesterbelloc como un monstruo literario, católico y muy dado a la controversia. Por su parte, el escritor catalán Josep Navarro Costabella se inventó otro híbrido: Tolstoievski, asegurando que era el más grande novelista conocido. Claro que, bien mirado, como dijo Joan Fuster, también podría tratarse del peor.
Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro. El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de
Belloc tenía una fijación curiosa. Odiaba los relojes de sol. I am a sun dial and I make a botch of what´s done much better by a watch.
ResponderEliminarDecía el amigo , Carpe Diem frente a Tempus fugit o pereza de andar doblando el cuello. Aunque bien mirado un reloj solar en la vieja Inglaterra realmente is a botch.
A lo mejor lo que Belloc odiaba es el lema que aparece en muchos relojes de sol: Vulnerant omnes ultima necat; o sea, todas hieren, la última mata.
ResponderEliminar