Ir al contenido principal

Elisabeth Mulder

Hija de padre holandés y madre puertorriqueña, la escritora barcelonesa Elisabeth Mulder (1904-1987) es autora de una obra poética y narrativa de una rara sensibilidad. La historia de Java (1935), por ejemplo, es un relato de delicado lirismo sobre la historia de una gata, independiente y errabunda, a la que llaman Java porque "andaba con una elegancia emocionante, a la vez decadente y ritual, de bailarina de Batavia."
Después de la guerra, Mulder continuó su obra publicando novelas de sugerentes títulos: El hombre que acabó en las islas (1944), Preludio a la muerte (1946), Alba Grey (1947), El vendedor de vidas (1953) y Luna de máscaras (1958).
Las protagonistas de sus novelas suelen ser jóvenes modernas que hablan idiomas, viajan por el extranjero, van a colegios suizos y juegan al bridge. Heroínas que se enfrentan al amor con una resolución no desprovista de cierta ambigüedad (no es difícil adivinar en sus obras comportamientos levemente lésbicos). La escritura de Mulder recuerda en ocasiones a escritoras como Katherine Mansfield, Rosamond Lehmann o Elizabeth Bowen.
Los últimos casi treinta años de su vida los pasó Elisabeth Mulder en un discreto retiro en su casa del Paseo de la Bonanova de Barcelona. Era una señora de porte distinguido, con el pelo blanco muy bien peinado, educadísima.
En su libro La hora emocionada (1931) hay un poema titulado "El amante egoísta", algunos de cuyos versos recuerdo:

Calla y mírame. O sonríe si lo prefieres.
No me cuentes tus penas. ¿Para qué?
Historias lamentables: historias de mujeres.

Comentarios

  1. Con ese nombre y ese porte debería haberse dedicado a la novela negra, de detectives, como las grandes damas inglesas (de Agatha Christie a P. D. James). Tienen todas cierto morbo aristocrático y tatcheriano, como de espías con laca tomando el té a las 5.
    En cuanto al morbo tatcheriano, léase:
    http://www.elmundo.es/elmundo/2009/05/04/cronicasdesdeeuropa/1241446253.html

    ResponderEliminar
  2. Seguramente, amigo conde-duque, de haber vivido en Inglaterra igual se hubiese dedicado a la novela de detectives o a la histórica, tipo Georgette Heyer, quién sabe. Pero en la España de la posguerra se escribía lo que se podía. En cualquier caso, podría perfectamente formar parte de un club de exquisitas damas escritoras.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Escritura y moral

  La primera obligación de un escritor es tratar todos los temas con la más elevada, la más digna y la más valiente de las disposiciones (...) El espíritu con el que se aborda un tema, un ingrediente relevante en cualquier tipo de literatura, es de absoluta importancia si hablamos de obras de ficción, reflexión o poesía, pues ahí no solo da color, sino que de por sí elige los hechos; no solo modifica, sino que conforma a la obra (...) No rechazamos una obra maestra aunque estemos preparados para detectar sus defectos; sobre todo, no nos preocupa encontrar sus defectos, sino sus méritos: Por supuesto no hay libro perfecto, ni siquiera en su concepción, pero no hay duda de que hay muchos que hacen disfrutar al lector, que le hacen mejorar en su vida o que le levantan el espíritu (...) En literatura, como en todo lo que hacemos, nunca podemos esperar la perfección. Lo único que cabe es hacer todo lo posible  porque así sea, y para ello solo hay una regla: lo que pueda hacerse despacio no

Un milagro de san Salvador de Horta

"Dos casados vizcaínos traxeron desde aquel reino a Horta una hija, que era sorda y muda de nacimiento; y poniéndola a los pies del venerable Fray Salvador, les dixo que estuviesen ocho días en la Iglesia orando a Nuestra Señora, y que después hablaría la muchacha. Pasados quatro días habló, pero en lengua catalana, conformándose con el idioma del territorio en que estaba. Entonces viendo hablar a la muda gritaron todos: Milagro , milagro . Pero sus padres como no entendían aquella lengua estaban descontentos, y levantando la voz decían que ellos no querían, ni pedían, que hablase su hija lengua catalana, sino vizcaína; y fueron a Fray Salvador, que le quitase la lengua catalana y le diese la vizcaína. Él les respondió: Vosotros proseguid la oración de los ocho días, que yo también continuaré la mía . Y cumplidos los ocho días, delante de los muchos que concurrieron a ver la novedad, dixo: Amigo, la Virgen Santísima quiere que la niña hable catalán mientras esté en el reino de Cat