En Lost Lectures, or The Fruits of Experience (1932) -“charlas la mayoría dirigidas a públicos imaginarios”- Maurice Baring recuerda los años juveniles en Londres en los que asistía a una crammer de Garrick Street, establecimiento especializado en preparar a jóvenes que querían examinarse para entrar en el Foreign Office o el Servicio Diplomático. Entre los profesores de la academia estaba Monsieur Esclangon, que enseñaba francés. “Era como un personaje de las novelas de Anatole France: suave como un ratón, sensible como un micrófono y agudo como una aguja. Dejaba a parte los términos técnicos y se concentraba en el estilo y la elegancia…” Uno de los ejercicios que tuvo que realizar el entonces aspirante a diplomático Mr. Baring fue una redacción acerca de una cita sacada, según el profesor Esclangon, de un libro. Qué libro era nunca llegó a saberlo el examinando, pero la cita era la siguiente: “Aimez-vous les uns les autres: c’est beaucoup dire. Supportez-vous les uns les autres: c’est déjà assez difficile”. En su "charla" nada nos dice el autor de Daphne Adeane sobre cómo le fue la redacción, pero a juzgar por su innato esprit y facilidad para los idiomas seguro que pasaría con nota.
Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro. El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de
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